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El legado que nació del amor

Corría el año  1912 cuando David y Ángela se conocieron en su pueblo nata,l San Justo de la Vega, el amor surgió a primera vista. Pero la edad de ambos les impedía contraer  matrimonio  en España, así es que ni cortos ni perezosos, decidieron cruzar el charco y fue en Argentina en 1913 donde sellaron su unión.

 

Tras el casamiento, regresaron a España, y es este viaje, el que marcaria la historia del legado familiar hasta nuestros días.

 

 Siendo en el tren que comunicaba Vigo con Astorga, donde se desarrollaron dos hechos claves para nuestra historia.

 

El primero fue que en el mismo tren regresaban los restos del general Santocildes, quien defendió Astorga contra los Franceses, para ser enterrado con Honores en la Ciudad de Astorga. Para David fue una señal, así es que decidió llamar a su chocolate Santocildes.

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El segundo  seria que junto a ellos, viajaba un señor de Nogarejas, el pueblo contiguo a Castrocontrigo. El cual, les hablo de los magníficos molinos de agua que existían en Castrocontrigo ( utilizados para la obtención de harinas). Y fue en ese momento cuando, David se dio cuenta que tenía un territorio sin explotar y con la posibilidad de montar una fabrica con maquinaria movida por agua.

 

Con su llegada a San Justo de la Vega y ya casado, el padre de David ( quien ejercía también el oficio de chocolatero), les entrego un saco de cacao a los recién casados como dote y los dos enamorados empezaron su aventura trasladándose inmediatamente a Castrocontrigo.

 

Y sus sueños se hicieron realidad, en 1916 fundaron su fábrica de chocolate en un molino de agua y así nació Chocolates Santocildes.

 

Con la llegada de la red eléctrica a Castrocontrigo  la fabrica se traslado al centro del pueblo.  Y fue allí donde las generaciones venideras ampliarían la gama de chocolates desde su buque insignia el chocolate a la taza o a la piedra.

 

La tercera generación Carmina ( la hija de David y Ángela) y Bernardino, su marido, siguieron con el legado familiar además de regentar la fonda y el bar Santocildes. Era la época dorada del chocolate a la taza y los pueblos de la zona  rebosaban de gente, con comercios de todo tipo donde nunca faltaba el chocolatea la taza  Santocildes.

En la cuarta generación, la desgracia cayó sobre la familia, pues David el hijo mayor y cabeza de familia moría con 43 años de edad. Dejando a los hermanos Fernandez con un futuro poco prometedor, pues la despoblación del medio rural cada vez era más latente , lo que conllevaba al cierre masivo de los comercios en los pueblos.

 

Pese a este panorama desolador, los hermanos Fernandez no se rindieron y decidieron reinventarse, para así salir a las grandes urbes con un chocolate único. Con mucho esfuerzo y dedicación sacaron a la luz el chocolate 90% cacao y los chocolates con leche, y se echaron a la carretera para recorrer todas las ferias, salones y puntos de la geografía Española.

 

Conseguían asentar su mercado y esto les permitió seguir especializándose en cacaos puros con ingredientes naturales, siendo la tradición y la calidad sus pilares inamovibles.

 

Y entre habas de cacao tostado nació la quinta generación, que por supuesto, absorbió el amor por este oficio. La generación de la innovación y de las redes sociales, de la venta online. Esta es la generación de las 5 mujeres, el primer relevo generacional de femenino, la cual, trabaja codo con codo con la cuarta generación para que su gran esfuerzo no se pierda y para que Chocolates Santocildes, sea la historia viva de más de 100  años de trabajo, tradición y buen hacer.

 

Todo ello desde una nueva sede ubicada en Onzonilla ( León), donde se puede ver su forma tradicional de producir chocolate pero sin olvidar sus raíces de Castrocontrigo, donde mantiene el tostado de cacao en bombo de leña de roble y su tienda de chocolate.

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